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Deconstrucción de crema catalana

18 Nov

Deconstrucción de crema catalana

Casi todos los restaurantes de Cataluña tienen en su carta de postres la crema catalana. Trabajando en Barcelona, me tocó en varias ocasiones ser el encargado de este sencillo manjar. Recuerdo que en lenguaje de cocina se pedía una Marta Ferrusola (esposa de Jordi Pujol, Presidente de la Generalitat de Catalunya durante 23 años). Era una broma interna entre los cocineros por eso de que Marta era la crema.

Yo me enamoré de la crema y no de Marta, pero sí a su vez me enamoré de Cataluña. Muchas cosas viví en ésa tierra; fruto de mi amor con mi mujer, nació una de mis hijas; dejé allí muy buenos amigos; conocí una cocina como pocas en el mundo; y me hice instructor de buceo.

Es por eso que hoy, aunque éste blog va de cocina cubana, hago un homenaje a la natilla quemada – perdón – a la crema catalana. Eso de natilla quemada es en mi tierra, pero esa discusión, solo la mantengo de buen rollo con colegas catalanes. Hoy hago una deconstrucción de la crema catalana en homenaje a esa tierra y esa gente que tanto me llegaron.

 

1 L de nata líquida (35 % de grasa)

8 yemas de huevo

2 ramas de canela

la cáscara de una naranja

300g de azúcar blanca refinada

 

Poner a cocer la nata con la canela y la cáscara de naranja. Por otra parte, batir las yemas de los huevos con 200g de azúcar hasta que llege a tomar un color blanco la mezcla.

Cuando la nata rompa a hervir, bajar el fuego a mínimos. Dejar por espacio de unos 10 minutos incorporando después todo de  golpe a la mezcla del azúcar y el huevo, llevándolo nuevamente al fuego hasta que rompa a hervir de nuevo. Retirarlo del fuego y bajarlo a temperatura ambiente. Lo llevamos a la nevera por un espacio mínimo de 2 horas. Pasarlo por un colador retirando la naranja y la canela.

Batir la mezcla hasta lograr una textura de mousse. Colocarla en el congelador mientras comencemos a realizar los nidos de caramelo.

Con el resto del azúcar  fundimos caramelo hasta llegar a un color rubio y cuando baje un poco de temperatura, con la ayuda de una cuchara en una superficie metálica o de mármol, dejamos el caramelo caer haciendo circulos. Seguido colocamos sobre el fondo de un vaso, como se ve en las imágenes abajo, para lograr la forma de un nido o una cesta.

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Plátanos en tentación

2 Nov

Plátanos en tentación

Hace unos días, Juan Carlos Caballero, el autor de SalonCubano.com (página de Facebook) promocionó una grabación de Guillermo Álvarez Guedez (el humorista cubano ya fallecido). El monólogo trataba de la cultura cubana y de nuestra forma de comer en la emigración, más concretamente en Miami. El monólogo – como todas las cosas de ese gran maestro del humor – a mi me produjo una risa que casi lloré, pero a su vez mencionó, entre otras cosas, algo tan sencillo como los platanitos en tentación, encendiendo mi bombilla culinaria.

Álvarez Guedez fue, al menos para mi gusto, el mejor humorista de todos los tiempos. Fue tambien vecino de mi familia en Cuba. Mi madre contaba que bajaba a la piscina del edifico Río Mar a contar chistes. Eso, como siempre digo, se lo dejo a los cronistas.

Doy gracias a Juan Carlos por promocionar  a ese mostro del humor cubano. A ti maestro, donde quiera que estés, te envío nuestros platanitos en tentación para darte un poquito de dulzor, ya que cuando te escuchábamos de forma casi clandestina en Cuba me distes tantas alegrías en vida.

 

4 plátanos bien maduros

100g de mantequilla

6 cucharadas de azúcar prieta (azúcar morena)

2 ramas de canela

1 cl de ron añejo

1 cl de vino seco (vino tipo amontillado)

3 cucharadas de azúcar blanca (opcional)

1 cucharada de canela molida (opcional)

 

Pelar los plátanos. Fundir la mantequilla en una sartén o cazuela grande. Colocar los plátanos y el azúcar prieta con las ramas de canela. Bajar la temperatura a fuego medio. Acto seguido agregar el vino seco y cocer hasta que los plátanos tomen un color acaramelado. Por último, subir el fuego y adicionar el ron. Seguir la cocción por espacio de un par de minutos para que el alcohol evapore y se impregne el sabor del ron.

Servir tal cual o con la opción de espolvorear una mezcla de azúcar blanca con canela en polvo por encima. Ésta última opcíón se convierte más en postre que en guarnición y va muy bien con helado de vainilla.

Flan de leche condensada y huevos

19 Ago

Flan de leche condensada y huevos

El verano en Escandinavia comienza a expirar. Las vacaciones dicen adiós, pero debo reconocer que fueron fantásticas e intensas. Tuve la oportunidad de conocer a mi sobrino tocayo y es todo un encanto de ser. El reencuentro con mi hermano Yoryi, luego de casi 20 primaveras sin vernos fue especatacular, pero, sin lugar a dudas, lo que quedará grabado en mi para toda la vida ha sido la visita de mi madre a Estocolmo y su clase magistral – o mejor dicho maternal – con mi hija mayor (cómo hacer flan de leche condensada). Lo documentamos y eso queda grabado.

Todo esto es el resumen del precio de un emigrante y la distancia con los suyos, pero mi madre con su flan supo darle dulzura a las emociones fuertes. Hoy he seguido su receta. Ya recibí pequeñas críticas de parte de mi hija: El de la abuela es más sabroso, el caramelo era más rubio… Bueno, lo intentaremos nuevamente y buscaremos ése toque rubio que empasta mejor con el flan de leche condensada de mi mamá.

Normalmente presento en el blog todo el flan y cómo lo serviría en porciones, pero mantengo el flan completo en esta ocasión – es un poco sentir que mi madre está presente en el blog.

 

1 lata de leche condensada

la misma cantidad de leche que contiene la lata de leche condensada

6 huevos

1 cucharadita de vainilla líquida o en polvo

200g de azúcar blanca (para el caramelo)

 

Quemar el caramelo. Cuando tenga un color rubio intenso, colocarlo en el molde con mucho cuidado.

En un recipiente, abrir los huevos, adicionar la leche condensada. La leche de vaca, pasarla primero por la lata de leche condensada. Colocar la vainilla. Batirlo todo ligeramente rompiendo los huevos.

Cuando el caramelo del molde tome temperatura ambiente, incorporar la mezcla a este.

Con el horno previamente preparado a 175 grados, poner el molde sobre una bandeja de hornear profunda, con un trapo de cocina en su base. Por último colocamos agua en la bandeja hasta la mitad del molde del flan. De ésta forma cocemos a baño maria por espacio de 30 minutos. Antes de retirar el flan introducimos un cuchillo muy fino o un palillo para ver si sale seco: esta es la señal de que nuestro flan se encuentra listo.

 

Recomendaciones

Tener mucho cuidado con el caramelo

Panna cotta con mango

30 May

Pannacotta de mango

Hace unos días, la vida nos pasó una mala jugada. Alguien que estuvo muy ligado a mi juventud nos dejó. Nos dejó el autor de Para Barbara , En este barrio y, a mi gusto, el mejor interprete de India. Adiós Santiago, yo seguiré cocinando y escuchándote.

En casa de mi primo, Raúl Vilá, conicidíamos mucho, pues mi antiguo oficio de productor artístico y diseñador de iluminación nos llevó a trabajar juntos. Mi tía Elina, quien ya he mencionado en este blog entre otras cosas por su aporreado de pescado, invitó un día a comer a Santiago. Con la humildad que le caracterizaba aceptó, pero dejando claro que solo comía con cuchara. Sabíamos mi primo y yo que esto a la tía no le agradaba, pues es bien dada a las normas de un correcto comenzal. Sin embargo, un huésped es un huésped y esto prima. Para mi fue toda una liberación, pues yo también adoro comer con cuchara. A partir de ese momento, Santi fue un poco mi héroe particular y su manera propia de comer tuvo para mi tanto peso como su forma tan acústica de tocar su guitarra. Es por eso, entre otras cosas, que todavía te recuerdo y donde quiera que estés, te envío una panna cotta con mango, que va muy bien con una cuchara.

 

0,5 L de nata líquida

1 pistilo de vainilla

50g de azúcar blanca

6g agar agar (equivalente a 2 tiras de gelatina)

200g de mango

 

Poner la nata en un una cazuela a fuego medio, con el azúcar y el pistilo de vainilla previamente desprovisto de su interior. Al lograr el punto de ebullición, lo dejamos cocer a fuego lento por espacio de unos 5 minutos. Lo retiramos del fuego y en cuanto haya bajado de temperatura, adicionamos el agar agar, removiendo bien.

Situamos la panna cotta a temperatura ambiente en el envase que vamos a presentar dentro de la nevera por espacio de unas 2 horas.

La fruta la batimos bien en con mixer manual o estacionario y la colocamos encima de la panna cotta fría.

Boniatillo

28 Abr

Boniatillo variedades

“Cómprame boniatillo” cantaban Pototo y Filomeno, dos cómicos cubanos inigualables. El boniatillo tiene dos formas básicas de elaborarse: una es tipo natilla, un postre más de mesa. La otra – que presento hoy en forma de bombones – es la típica versión que se le podía comprar a los vendedores ambulantes en Cuba, escuchando su pregonar en la época en que la isla cantaba y baliaba al compás de los pregones. Estos últimos están en peligro de extinción. Las dos versiones de boniatillo tienen un hermano ancestral – el matarrabia – pero a su vez todos son tan cubanos como Aníbal de Mar y Leopoldo Fernández, los auténticos creadores de Pototo y Filomeno. Con su inmortal boniatillo.

 

1 kg de boniato amarillo

300g de azúcar blanca

2 cucharadas de licor de anís del Mono

50g de coco rallado

50g de azúcar glacé

50g de cobertura de chocolate rallada del 70%

50g de cardamoma

50g de canela en polvo

 

Pelar y cortar el boniato en dados. Cocer a fuego medio hasta que esté blando. Llevarlo a un colador, dejarlo escurrir bien y colocarlo nuevamente en un recipiente con 200g de azúcar blanca y el anís. Remover muy bien logrando una textura tipo puré sin grumos.

Colocar la masa en un recipiente tapado en el frío de un día para otro. Al día siguiente realizamos bolitas del mismo tamaño que albóndigas y las pasamos o por la ralladura de coco, el azúcar glacé, el chocolate. A la canela y la cardamoma, les añadimos 50g de azúcar a cada una respectivamente.

boniatillo coco boniatillo azúcar glacé boniatillo chocolate boniatillo canela boniatillo cardamoma

Las versiones originales se hacen con ralladura de coco o azúcar glacé. He querido aportar nuevos sabores y a mi mujer le encanta la combinación del boniato con la canela.

 

 

Africanas

23 Feb

Africanas

Las africanas son unas golosinas de chocolate que estuvieron tan presentes en mi generación como la escuela al campo, la habanera del parque Almendares o las tachuelas de chocolate en la matiné del cine Acapulco. Llevo algún tiempo en proceso de investigación para elaborarlas, pues nunca fueron un dulce casero sino que formaron parte de esa indústria alimenticia en Cuba que en la década de los 80 del siglo pasado tuvo algunos aciertos fantásticos, como el jugo de mango taoro, los helados de Coppelia o el ya desaparecido jamón del diablo en lata.

Desde la creación del blog no había estado tanto tiempo sin subir una receta nueva, por lo que pido disculpas a los seguidores.

3 huevos grandes

70g de azúcar blanca refinada

40g de harina de trigo

40g de maizena

250g de cobertura de chocolate 70%

Preparar el horno a 200 grados centigrados.

Batir las claras consiguiendo una espuma firme. Añadir el azúcar de poco a poco, cucharada a cucharada. Batir las yemas por separado y adicionarlas al merengue, removiendo de forma ligera. Cernir la harina y la maizena sobre la mezcla, remover suave para que todo quede bien mezclado, evitando grumos.

Colocar la mezcla en una manga pastelera, y hacer tiras de unos 5 ó 6 cm aproximadamente en una placa de horno con papel de hornear. Llevar al horno por espacio de 7 a 10 minutos. Retirarlos y esperar que tomen temperatura ambiente.

En baño maria fundir el chocolate. Lo óptimo es fundirlo sobre los 43 grados y esperar que baje a una temperatura de 30 a 33 grados, para luego bañar los bizcochos, colocándolos después en una parrilla a escurrir.

Recomendaciones

Los huevos es preferible sean de gallina libre.

Los bizcochos deben reposar cuando salen del horno, para lograr efecto crujiente.

La temperatura del chocolate nos proporciona que la cobertura se solidifique sobre el bizcocho y no se quede con color mate.

La receta está calculada para 18 ó 20 unidades.

Buñuelos de yuca

1 Nov

Bunuelos de yuca

Comienzan a cansarme un poco las críticas constantes a la comida cubana, que si un turista dijo que en Cuba se come muy mal, que si Virulo hace una parodia diciendo que los cubanos solo tenemos dos papilas gustativas: una para los platanitos y otra para los frijoles negros. Que si la comida cubana tiene mucha grasa. Todo es relativo en la viña del señor… Nosotros tuvimos a Nitza Villapol en un programa de cocina a diario cuando en paises con mucha tradición gastronómica no existía nada al respecto. Tenemos una especia propia (el Bijol), un propio pan, los mejores cócteles del mundo y de uno de ellos, el chef más consagrado del planeta ha realizado una descontrución. Tenemos una forma única de trabajar la carne para nuestra vaca frita o la ropa vieja.

Está claro que no es ni Perú, ni México, ni Argentina. Es una isla en el medio del mar Caribe con una gastronomía propia alimentada por la antigua colonia con toques muy creoles con descendencia africana e influencias asiáticas con un arroz frito que ningún restaurante chino en el mundo es capaz de superar como dice la canción “Chivo con vino y pescado con jugo de limon. Un cucurucho de coco en Baracoa o una ayaca en Oriente, que no me den otro guiso que mi ajiaco.”

Como postre, lo que presento hoy son unos buñuelitos de yuca y para cerrar ni café ni ron sino un chovinismo cubano que no me lo supera nadie AGUAJE.

 

500 g de yuca

100 g de harina de trigo

1 huevo

100 g de azúcar

0,5 l de aceite vegetal (sabor neutral)

canela en rama

anís estrellado

1 limón criollo (lima en Europa)

 

Pelar y cocer la yuca con una rama de canela y dos estrellas de anís hasta que quede bien blanda. Deshacerse de la hebra central y colocar la yuca en un escurridor para quitarle todo el agua posible. Mezclar la yuca con la harina y el huevo amasándolo todo. Por último hacemos tiras largas y luego le damos la forma del número ocho (8).

Colocar el aceite en una sartén grande y calentarlo. Comenzar a freír de poco a poco hasta lograr un color dorado por ambos lados.

Hacer un almíbar a punto de hebra con tres estrellas de anís y cuando esté listo, agregar el zumo del limón criollo.

He servido los buñuelos con azúcar flor, espolvorándolos con el almíbar a su lado. Se pueden bañar en el almibar o tomar con salsa de chocolate o helado de vainilla.

 

Recomendaciones

La masa está lista cuando se desprende de las manos.

Cuidado con aumentar la cantidad de harina, nos puede dar más sabor a pan que a buñuelo.

Hay recetas que proponen añadir una pizca de bicarbonato en la masa.

Crema de limón

28 Sep

Crema de limón

Por el hecho de tener como primeras lecciones escolares el proceso de evaporación del agua, en mi infancia siempre asocié la leche evaporada con las nubes. Como su nombre lo indica, es el resultado de una leche que se le ha quitado un porcentaje muy alto de agua. A diferencia de su homóloga, la leche condensa, no tiene azúcar.

Mi madre hacía este postre. Pienso que ella sabía lo mucho que me gustaba y me gustaría creer que me lo dedicaba. Era el postre de los domingos, luego del almuerzo. Es algo muy sencillo y de bajo coste, pero ha calado en mi toda la vida. Esta receta forma parte de platos que andan en peligro de extinción – o de evaporación…

 

1 lata de leche evaporada

1 dl de azúcar blanca

4 limones criollos (lima en Europa)

8 galletas María

 

Congelar la lata. Dejarla reposar unos diez minutos antes de abrirla para luego colocarla en la batidora y comenzar a batir agregando el azúcar de poco a poco en cucharadas – sin dejar de batir. Al lograr una textura tipo crema montada, colocamos el zumo de los limones previamente exprimido y seguimos batiendo un minuto más.

Serivimos en copas y espolvoramos las galletas María previamente desmoronadas.

El efecto debe ser de una crema que en el fondo de la copa, tiene gotas de limón.

 

Recomendaciones

Usar solo limón criollo (lima en Europa).

Es importante que la leche se encuentre congelada antes de batir.

La receta original de mi madre es como la que yo describo, pienso que podrían sustituirse las galletas María por almendras molidas. Agregar ralladura de la cáscara intensificaría el sabor. Añadir un licor podría ser otra opción.

Natilla de chocolate

7 Ago

Natilla de chocolate

No puedo dejar de asociar natilla con Mantilla. Sé que es sólo  un juego de palabras, pero mi mente se ve seducida por esa barriada de La Habana cada vez que hago natilla. En alguna ocasión he llegado a mencionar “mantilla de limón” o de vainilla – mi dislexia me traiciona. Suerte que eso de la dislexia va de confundir palabras y no especias. En la infancia, la abuela Maruja nos hacía de varios sabores; la más común vainilla. Creo que fue, y sigue siendo, ese postre de bajo coste elemental en una cocina de hogar. Las recetas que he visto en Internet, y de forma general, publicadas por autores cubanos casi todas nos dan medidas en cucharadas y vasos. Yo subo la mia propia y confieso que he reducido un poco los niveles de azúcar, pues eso de azúcar pa’ crecer, como que no. Sin marear más la perdíz, ahí los dejo con mi mantilla… Perdón: con mi natilla.

 

1 L de leche

6 yemas de huevo

40 g de maizena

150 g de azúcar blanca

200 g de cobertura de chocolate al 70%

 

Poner la leche a fuego lento.

Batir las yemas con el azúcar hasta lograr una mezcla de color blanco. Adicionar la maizena y remover un poco más.

Fundir la cobertura de chocolate a baño maria. Cuando esté lista, agregar la leche y cuando ésta rompa a hervir, seguir con el resto de ingredientes. Bajar el fuego y remover con una cuchara de madera hasta lograr una textura bastante firme. Retirar, y cuando haya bajado la temperatura, llevar la natilla, previamente emplatada, a la nevera.

 

Recomendaciones

Esperar que enfríe del todo antes de consumir ya que el sabor del chocolate se realza con el frío.

La ralladura de chocolate que he usado en la decoración también intensifica el sabor. Es importante sólo  colocarla cuando la natilla esté fría para mantener la textura.

De igual forma, una fruta fresca viene muy bien. Yo he usado fresas, pero también las frambuesas, la naranja o el kiwi van bien.

La leche puede ser perfumada con vainilla, canela, cardamomo o simplemente naranja. La versión que presento es únicamente de chocolate.

Sopa de melón y durofrío de sandía

18 Jun

Sopa de melón y durofrío de sandía

Cuando trabajé en España, entre otras cosas constaté la diversidad de melones que existen. Creo que España es el mayor productor de esa fruta y con más variedad. En un restaurante de mucho prestigio, un club social privado en la zona alta de Barcelona, hacía este postre. He decidido cambiar el licor y algunos ingredientes insignificantes, con la onda de acubanarlo un poco. Por otra parte, como buen cubano y haciendo uso de nuestra forma de bautizar las cosas, pensé que este postre podría llamarse “A dos melones”.

Cuál sería mi asombro cuando un colega español me dijo “no, Douglas, ese nombre no es correcto pues hace alegoría a los pechos de la mujer de forma vulgar”. No es que mi colega fuera más papista que el papa, pero a las damas hay que respetarlas y como esto va de postres y no de denominaciones coloquiales, ahí los dejo con la sopa de melón y el durofrio de sandia.

 

1 sandia (melón en Cuba, especiales los de La Isla de la Juventud)

1 ó 2 melones (conocido en Cuba como melón de Castilla)

2 cucharaditas de azúcar blanca

1 dl nata líquida (baja en grasa)

0,5 dl de Guayabita del pinar dulce

 

Abrir la sandía y quitar las semillas. Colocar la fruta en la batidora con una cucharadita de azúcar y pasarla por un colador para luego poner en bolsas de congelación directo al congelador.

Abrir el melón, desprovisto de semillas, pasar la masa por una batidora con el licor, la nata líquida y la otra cucharadita de azúcar. Poner en el frío.

Cuando la sandía esté congelada, golpearla en la bolsa con la intención de buscar punto de nieve. Servir en el medio del plato rodeada por la sopa fría de melón.

 

Recomendaciones

Ser previsibles, es un postre que requiere un cierto tiempo de congelación.

El melón batido, al colocarlo en el frío debe ser tapado para no recibir influencias de otros sabores.